¿Qué es la disciplina positiva?
Básicamente hay dos tipos de crianza:
Los que se basan en el control externo, a través de recompensas y/o castigos, que funcionan, pero solo de forma temporal. A largo plazo no sirven porque el niño necesita de ese estímulo externo que le da el adulto para hacer lo que tiene que hacer.
Y los tipos de crianza, como la disciplina positiva, que busca motivar al niño desde dentro. Para que, a largo plazo, es decir cuando crezca sea una persona responsable, respetuosos y un miembro de la comunidad lleno de recursos, sin la necesidad de estímulos externos.

La disciplina positiva es un programa de crianza, que nos ayuda a educar a nuestros hijos de una forma respetuosa y alentadora, tanto para el niño como para el adulto.
La D.P. se basa en la Teoría de la Psicología Individual de Alfred Adler y Rudolf Dreikurs, ambos psiquiatras austriacos que desarrollaron dichas teorías en los Estados Unidos a principios del S. XX.
Contrariamente a lo que se puede pensar por su nombre, la psicología Individual es una psicología social, ya que concibe al ser humano siempre en relación con las demás personas, y por lo tanto el desarrollo de la personalidad y el comportamiento estarán influenciados por su interacción con los otros.
Según estos psicólogos, para el ser humano lo más importante es:
- el sentido de pertenencia (formar parte de un grupo, ser querido).
- y el sentido de significancia (ser importante, ser tenido en cuenta, ser útil).
Y por lo tanto, el individuo actuará, de forma consciente o inconsciente para lograr estos dos objetivos.
En los 80, Jane Nelson y Lynn Lott recogen estas teorías y las plasman en libros y talleres vivenciales para hacerlas llegar de una forma práctica a las familias, y a las escuelas, creando así la Disciplina Positiva.
Principios de la disciplina positiva

La D.P. se basa en 5 principios, y todas las herramientas que usamos para educar a nuestros hijos deben cumplir con estos principios:
- CONEXIÓN: la conexión, es en lo que se basa la Psicología Individual, el sentimiento de pertenecer (o ser querido) y el sentimiento de ser significativo (o ser tenido en cuenta, sentirse útil).
- EFECTIVA A LARGO PLAZO: los valores y las habilidades que aprendan hoy serán las que usarán cuando sean adultos. Por ello, debemos reflexionar cómo queremos transmitirlo, para que les sean útiles en el futuro. La tentación de usar herramientas que funcionan de inmediato como los castigos o las recompensas es muy grande. Pero debemos pensar, que nuestra misión como padres es entrenarlos para la vida, no solo para solucionar los retos de hoy.
- ENSEÑA IMPORTANTES HABILIDADES SOCIALES Y DE VIDA: respeto, preocupación por los demás, solución de problemas y cooperación, así como responsabilidad, resiliencia, emocionalmente inteligente son algunas importantes habilidades sociales y de vida que podemos transmitir a través de las herramientas que nos ofrece la D.P.
- CAPACITAR: es entrenar y alentar al niño para que se sienta capaz, empoderarlo. Enseñarle y alentarlo (no alabarlo) a hacer cosas para que se sienta importante y que pueda contribuir, para que cuando sea mayor pueda ser independiente y tener una sana autoestima.
- AMABLE Y FIRME al mismo tiempo: se refiere al respeto mutuo. La amabilidad es atender a las necesidades del niño, y la firmeza es atender a las necesidades del adulto y de la situación. El adulto modela la firmeza al respetarse a si mismo y a la situación, y la amabilidad al respetar las necesidades del niño.
¿Qué hacemos en los talleres?
En los talleres vemos algunos conceptos teóricos, para poder entender y aplicar mejor las herramientas (formas de hacer y educar) que nos ofrece la D.P. En los talleres aprendemos:
- Sobre comunicación efectiva
- A conectar con nosotros y con nuestro hijo
- A guiarlos sin castigos ni premios, con respeto
- A descubrir que hay detrás de un “mal comportamiento”, y como podemos ayudar a nuestro hijo a sentirse mejor para que actúe mejor a través del aliento, la capacitación y el enfoque en soluciones.
- A aumentar nuestro bienestar emocional y poder sentirnos bien para ser la madre o el padre que nuestro hijo necesita.
Para poder aprender todos estos conceptos, hacemos reflexiones sobre la crianza, pero sobre todo la vivimos a través de los role-playing. Estas actividades vivenciales hacen que estos talleres sean únicos porque nos permiten ponernos en los zapatos de nuestros hijos y entender que sienten, piensan y deciden.
Con el fin de poner en práctica lo aprendido en clase, se dan unos deberes de reflexión y de práctica y, en la siguiente sesión compartimos con el grupo como nos ha ido. Esto es muy importante, porque para cambiar viejos patrones la reflexión y la práctica diaria es fundamental.
Además, en los talleres los padres tenemos la oportunidad de compartir con otros padres situaciones similares y sentirnos acompañados, y darnos apoyo unos a los otros. Podemos experimentar, lo que Adler llamó el sentido de comunidad, Gemeinschaftsgefühl en alemán.
¿De verdad me ayudará?
Un estudio publicado en 2009 demuestra que las clases de crianza ayudan a los padres a traer la armonía a sus hogares. El estudio, The Impact of Adlerian-Based Parenting Classes on Self-Reported Parental Behavior (El impacto de las clases de crianza de base adleriana en el comportamiento parental), fue realizado por Jody McVittie, M.D. y Al M. Best, Ph.D. utilizando los datos de 1.300 padres.
Al final de los talleres, los padres informaron de que eran más capaces de establecer límites claros y de conectar con sus hijos de forma positiva. También eran capaces de reducir las amenazas y los gritos. Muchos de los encuestados indicaban que estaban satisfechos con los cambios en sus familias.
Además, investigaciones anteriores documentan los beneficios a largo plazo de una crianza firme y afectuosa. Se ha demostrado que este tipo de crianza reduce muchos riesgos sociales para los niños (tabaquismo, inicio precoz de las relaciones sexuales, consumo de alcohol, violencia) y además de contribuir al éxito académico y social.